La Estrella del Mar

Cierto día, un sabio que caminaba por la playa reparó en un chico que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.
Tan pronto como se aproximó se dio cuenta de que lo que el chico cogía eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.


Intrigado, le preguntó sobre lo que estaba haciendo, a lo cual le respondió:
- Estoy lanzando estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla, si no las arrojo de nuevo al mar morirán aquí.


- Entiendo -le dijo- pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas, son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa... ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?


El chico sonrió, se inclinó, tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar le respondió:
- ¡Para ella sí lo tuvo!



Loren Eiseley, El Lanzador de Estrellas, 1978

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